El reality show presentado con fanfarrias por CNN, como el segundo debate entre 11 precandidatos republicanos a las próximas elecciones presidenciales de EEUU en el 2016, en la Biblioteca Ronald Reagan en Simi Valley, California, tenía como “estrella” pivote del espectáculo a Donald Trump, que con la mayor desfachatez y descaro, carente de cualquier ética y moral de los grandes medios de incomunicación y tergiversación social, mostraron la dramática decadencia de un imperio que se permite con sus transmisiones por TV y/o a través de cualquier otro medio, banalizar la realidad que exhiben unos personajes que presumen de ejercer como “dirigentes” políticos, para alcanzar la primera magistratura imperial, con el fin de emprender nuevas guerras, muros más altos y extensos, más cárceles para los desposeídos (negros y latinos), agresiones, discriminaciones humanas, mayores expoliaciones de países periféricos y un incremento de la destrucción ambiental del planeta, enmarcados todos ellos en grandes escenografías, con una imagen gigante del avión presidencial de Ronald Reagan, Air Force One VC-25A, tras las espaldas de la hilera de candidatos en sus respectivos podiums, con mucha escarchas, luces, faroles, bambalinas, aplausos y múltiples sonrisas, como si fuesen unos ídolos adolescentes presumidos, narrando sus aventuras y fechorías, jocosos e inconscientes, con un Donald Trump, como máxima expresión de la decadencia en la banal política norteamericana, para exacerbar los más bajos instintos de las miserias humanas en la sociedad norteamericana. Sencillamente vergonzantes. Asquerosos.
Aunque ese sea el comportamiento habitual de los grandes medios de incomunicación y de sus réplicas cotidianas (banalizar los hechos mostrando sus más fétidas excrecencias), a nuestro sentido común no dejan de generarle asombro y repulsión.
Las más grandes estridencias, vulgaridades o despropósitos engendrados por los miserables, pretenden ser validados mediáticamente por los factores de poder y dominación, convirtiendo lo revulsivo e increíble en virtud y cotidiano, con valor o beneficio individual; incluso lo tratan de revestir de principios éticos y sana moralidad, como el beneficio de una “sociedad plural, constitucional y democrática”, merecedora de aplausos y vítores.
Veamos y analicemos varios casos con tratamiento mediático similar, e igual de repudiables, que son difundidos por la mediática imperialista para su imitación, emulación o tergiversación de las realidades que dicen comunicar, y que nos afectan como nación soberana permanentemente acosada y agredida por la mediática imperial.
Como primer caso a revisar, es el promovido a partir de la violencia desatada por bandas neonazis desde la Plaza Maidan de Kiev, desarrollando “en vivo” un violento y criminal “Golpe blando” en Ucrania, que provocó la eufemística “salida”, del democráticamente electo presidente Victor Yanukovich, favoreciendo en días la elección forzada del multimillonario empresario chocolatero Petro Poroshenko, apoyado descaradamente por USA. Lo mismo sucede con los desafueros de las hordas asesinas del Estado Islámico (EI), financiados por los imperialistas, sionistas, monarquías árabes y la OTAN, que alentadas desde Washington -como en Libia y Ucrania con la ex Secretaria de Estado Adjunta, Victoria Nuland-, les terminaron secuestrando y capturando un piloto de avión caza jordano, a quien encerraron en una jaula, prendiéndole fuego, aunque hoy paradógicamente los mismos fariseos que los promovieron y financiaron ayer, como “insurgentes ante la tiranía de Bashar al-Asad”, y ahora sin espabilar, los consideran y presentan como “objetivos militares a ser bombardeados” en territorio soberano de Siria, con la aviación de EEUU y Francia a la cabeza.
En segundo lugar, e igual de cínico y descabellado, es observar recientemente el tratamiento mediático del presidente de la hermana República de Colombia, Juan Manuel Santos, en la Ciudad de Cúcuta o en la Guajira colombiana, “sorprendido e irritado”, ante el soberano cierre de la frontera colombo-venezolana, por “los maltratos a colombianos”, con un insólito tratamiento comunicacional de quien siendo Ministro de Defensa del NarcoParaco gobierno del criminal Uribe, se exhibía ufano y victorioso, ante las mismas cámaras de TV, con supuestos cadáveres como trofeos, en bolsas plásticas negras de basura contentivas de supuestos combatientes de la FARC-ep asesinados a bombazos, entre ellos el supuesto cadáver del cantante-guerrillero Julián Conrado (era un campesino ecuatoriano), asesinados durante los bombardeos del Estado terrorista colombiano, en territorio del Estado soberano del Ecuador, con la “Operación Fenix” en Sucumbios, y ahora aparece con el mayor desparpajo, “conmovido y consternado” por los “atropellos a los DDHH de las familias colombianas”, cuando siempre ha callado ante los millones de desplazados y desterrados, pobres y humildes compatriotas suyos, expulsados de sus tierras por la violencia de transnacionales y del crimen narco-paramilitar en el que se han sustentado los gobiernos oligarcas colombiano, destruyendo sus vidas y familias, obligados a huir a territorios como el ecuatoriano o el venezolano para sobrevivir, naciones en los que han sido acogidos y en el caso nuestro, recibiendo un generoso e igualitario refugio con derecho a todos los beneficios de las misiones y beneficios políticos, sociales y económicos.
El tercero y último tratamiento manipulado mediático que veremos es el de los sinvergüenzas e impresentables del “club de expresidentes iberoamericanos”, a los que hay que soportar pontificando sobre los DDHH violados en la Venezuela democrática y popular. Ver y oír declarar al inefable Andrés Pastrana, junto a otros execrados expresidentes sin oficio legal conocido y/o “lobistas” (o traficantes de influencias), lamentarse del “infortunio” y “por los derechos violados” al criminal Leopoldo López, quien en el debate jurídico ante el tribunal que lo juzgó y sentenció, alegaba también la necesidad de que se le respetasen sus DDHH, y se asombraban por la tímida y generosa sentencia de 13 años de cárcel, por incitar y promover 43 muertos y más de 800 heridos, incluidos ciegos, mutilados y discapacitados, con cientos de miles de bolívares en pérdidas patrimoniales materiales e intangibles, con las criminales guarimbas golpistas, mientras todos ellos hacen mutis a las condenas del sionismo a 20 años de prisión a infantes palestinos por lanzar piedras a los convoyes militares que invaden sus tierras y tumban sus casas, o ante la condena a 28 años de prisión al líder colombiano indígena nasa Feliciano Valencia, así como ante los más de 9.000 de presos políticos, miles de asesinados y desaparecidos, defensores de DDHH, sindicalistas y/o ciudadanos comunes colombianos.
Razón tiene Hamid Dabashi profesor de Estudios iraníes y literatura comparada en la Universidad de Columbia de Nueva York, cuando narrando el descaro del tratamiento mediático internacional nos alertaba diciendo: “Lo que unía al EI y a Trump es su vulgar teatralidad del poder, su violento exhibicionismo: el uno como una banda de criminales violadores y asesinos que actúa en contra de dos naciones-Estado soberanos y el otro como una puesta en escena perfectamente legal de una campaña presidencial para reclamar el más alto cargo electo de una democracia que funciona…
Piensen en el profesor William C Bradford de la Academia Militar estadounidense de West Point proponiendo ‘amenazar los santos lugares islámicos como parte de una guerra contra un radicalismo islámico no diferenciado. La guerra se debería llevar a cabo enérgicamente […] aunque signifique una enorme destrucción, innumerables víctimas enemigas y daño colateral civil’.
Este profesor incluso aconseja: ‘Los juristas críticos de la guerra contra el terrorismo representan una quinta columna traidora a la que habría que atacar como combatientes enemigos […] [atacando] las instituciones académicas, las oficinas centrales de los académicos y los medios de comunicación a los que conceden entrevistas’.
Estas similitudes en el escenario mundial indican un denominador común que reduce la distancia que supuestamente existe en una banda de militantes islamistas de violadores y asesinos, y el rostro perfectamente serio con el que se considera y analiza la política de América del Norte. Ninguno de ellas es una anomalía y todos ellas son la conclusión lógica de una modernidad política cuya representación más emblemática es la pornografía”. (Pornotopía, del Estado Islámico a Donald Trump. Por: Hamid Dabashi.- http://www.rebelion.org/noticia.php?id=203342)
Pero que vamos hacer…., diría un resignado ante la mediática internacional. ¿“Pero si eso es lo hay”…?
Ante ello, lo más importante que debemos hacer, es rebelarnos indignados. Reforzar la denuncia y la generación de conciencia, sin cansarnos ante unos medios dedicados a deformar la realidad, fabricar matices distorsionadas, fuera de contextos o transmutadas, donde el blanco lo convierte en negro, con cientos de adeptos y adictos, que juran que es del color que CNN o la Voz de América dicen que es, independientemente que no sea como dicen.
Payasos como Donald Trump, no son inocentes, como tampoco quienes lo promueven y difunden como una “estrella exitosa de los negocios”, que presume de chantajear y sobornar a los gobernantes de USA, destacando sus aportes a las recaudaciones de fondos para las campañas presidenciales, con su fanfarroneada fortuna de “más de 10.000 millones de dólares”. Lo peor de todo es que Trump también puede llegar a ser Presidente del imperio más poderoso en la historia de la humanidad, con igual oportunidad que el “hermanito” Jeb Bush, los fascistas Ted Cruz o Marco Rubio, apoyado por el Tea Party, o la demócrata señorona Hilary Clintón. Hoy, esta última encabeza las encuestas en la carrera por la presidencia de EEUU, seguida por el temerario Trump.
Lo anterior es un ejemplo de que siempre debemos aplicar la valoración ética revolucionaria de la información y las noticias, así como su análisis e implicaciones, para la formación y fortalecimiento de la organización y movilización popular, ante estas falsificaciones permanentes de la realidad, particularmente en los próximos meses, en los que veremos exacerbados al máximo, los laboratorios de la infamia y la mentira ultraderechista, fascista, con sabor a golpe de Estado electoral en Venezuela y un peligroso olor a Ucrania. Si perdemos la capacidad de respuesta, de acción y reacción, perdemos la dignidad. Ese día, estaríamos sin vida. Y los chavistas estamos obligados a vencer.