¿Qué es una revolución social? En verdad, cuando nuestra Conciencia se activa, la luz del ser y el saber se proyectan. El acto en sí de conciencia es tan claro como la radiante luz del sol que perciben nuestros ojos. Cuando estamos durmiendo en la cama no hay conciencia del mundo físico por razones obvias. Cuando nuestra conciencia está adormecida en lo profundo de nuestra psiquis, tampoco somos conscientes de lo que nos sucede alrededor, solamente nos comportamos como actores autómatas de una serie de eventos en los cuales nos vemos involucrados sin saber el por qué.
Revolución significa transformación profunda. La revolución francesa (1789-1799) fue un cambio profundo que derrotó al absolutismo, el régimen monárquico de la época. La revolución mejicana también implicó cambios importantes en el sistema político, económico y social. Pero no se mantuvieron en el tiempo por la pérdida de la conciencia revolucionaria, la cual se erosionó en poco tiempo. Para que ocurra un proceso revolucionario en un país tiene que haber conciencia de las carencias, injusticias y atrasos que mantienen a la sociedad en calidad de nación subdesarrollada y dependiente de factores exógenos para la supervivencia.
Cuando la soberanía está comprometida a intereses foráneos. Cuando la desigualdad de clases permite una pobreza extrema y otra menos extrema. Cuando una élite controla los principales recursos del país. Cuando la justicia se quita el velo para condenar a los débiles. Cuando la libertad está condicionada por el poder de turno, entonces se requiere de la Conciencia Revolucionaria para enfrentar esa situación degradante, humillante e injusta. La revolución no se hace con Reformas, pues, ésta es la continuación modificada del error. Toda revolución implica cambios radicales en un espectro de prioridades y mantener la conciencia revolucionaria en el tiempo. La soberanía, la educación, la salud y la justicia igualitaria son esas prioridades.
Cuando una persona sabe que no sabe, comienza a despertar conciencia. Entrar en la arena política es condición sine qua non para llevar a buen puerto un proceso revolucionario. Un sabio dijo: “La política bien entendida es un sacerdocio en el altar de la patria”. Tener conciencia de ese postulado es definitivo. La conciencia revolucionaria implica sensibilidad por los semejantes, rechazo a la explotación del ser humano, a explotar la fuerza de trabajo para beneficio de una persona o grupo. Definitivamente, “el respeto al derecho ajeno es la paz”. En el capitalismo no existe ese respeto.
Cuando una persona se autocalifica como revolucionario pero al llegar a instancias de poder se enriquece y se olvida de su función como servidor público, entonces era un revolucionario teórico que ignora lo que pregona, está desprovisto de conciencia revolucionaria, no sabe que no sabe.
El culto a la personalidad de líderes políticos, la sumisión automática, el miedo a disentir, el clientelismo, el compadrazgo, las posiciones acomodaticias, son síntomas de inconciencia revolucionaria y así no llegaremos a cristalizar transformaciones profundas. El desprecio por alguna clase social, la indiferencia ante el sufrimiento de nuestros semejantes y la burocratización, no permitirán jamás ninguna revolución. Hace poco vi en un canal de Tv a nuestra revolucionaria Hindu Anderi, debatir con un “periodista” de Globovisión que decía, en relación a la actual situación política del país, que deberíamos ver la cosa como cuando vamos al estadio para ver un juego del Caracas-Magallanes. Allí hay una ausencia total de conciencia política y la revolución jamás tendrá cabida en ese compatriota.
Las cartas están echadas. Estamos en una guerra entre el sistema capitalista involutivo y el socialista bolivariano. Las personas que se ubican en la acera depredadora del capitalismo no pueden comprender lo que es la conciencia revolucionaria, es imposible mientras no despierten conciencia al respecto, no hay diálogo posible entre dos corrientes antípodas, o somos o no somos, no hay término medio. Los que se encuentran dudando en la línea que separa a las dos corrientes citadas, al final tendrán que asumir alguna de las dos posiciones, pero la opción revolucionaria no puede ser meramente intelectual, vistiendo camisas rojas o con fotos del líder de turno, no, la revolución es un proceso de concientización social que nos permite luchar por llevar a Venezuela a un estado de justicia plena, con amor por lo nuestro y rechazando manipulaciones extranjeras que desvirtúan los valores nacionalistas, pasando por encima de compromisos con amigos o familiares. Estamos en la hora del ser o no ser….
Vamos a mover a Venezuela, este 28 de julio.
“Con Bolívar, Simón Rodríguez, Zamora, Chávez por Nicolás y la nueva Venezuela Venceremos Carajo”.
Elaborado por: Autor anónimo / 10.06.2024 / Foto Internet
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