Las intenciones políticas de ese genial estratega que es Manuel Rosales son inescrutables. Me pregunta gente cercana sobre las razones que tendría para venir, luego de 6 años de estar prófugo. Sinceramente no lo sé. Mi humilde capacidad de entender las cosas está muy por detrás de la sabiduría de este Aristóteles criollo.
De Rosales, desde hace años, se dicen cosas muy feas. Se le atribuye la propiedad de varias mansiones y compañías en el exterior, así como la creación de una red de testaferros. Por ejemplo, Maritza Bastidas, su secretaria cuando ejercía funciones de Gobernador en el estado Zulia, realizó cuantiosas inversiones en Estados Unidos durante 2008, entre ellas la compra de dos residencias por más de un millón de dólares. El compatriota Gian Carlo Di Martino, exalcalde de Maracaibo, denunció a Rosales como propietario de 12 haciendas. Hay otras acusaciones.
Al ser interpelado en la Asamblea Nacional, Rosales respondió al preguntársele sobre las inversiones de su secretaria, asalariada de la Gobernación: “Maritza tendrá su actividad, pero yo no tengo por qué explicar ni responder por la actividad, por lo que haga Maritza Bastidas, quien es amiga de los hijos míos, de algunos de ellos, entre ellos Manuel Alejandro y entre otras cosas hicieron esa sociedad financiera que se registró con 100 dólares”. ¡Que desfachatez!
Una vez se extendió el rumor de que este filósofo zuliano regresaría a Venezuela, se activó la chismografía política con la conjetura de que había “pactado” con el gobierno. El chisme, o sea el “pacto”, terminó cuando el ilustre pensador pisó territorio nacional y fue aprehendido por el SEBIN, en correspondencia con una orden de captura vigente emitida en 2009.
¿Porqué regresó entonces? Casi imposible descifrar sus intenciones. Sin embargo, lo intentaremos.
1.- Previendo una supuesta derrota del gobierno nacional en las próximas elecciones de diciembre, se arriesgó a ir tras las rejas para, a inicios del próximo año, ser liberado gracias a un decreto de amnistía que apruebe la futura Asamblea Nacional. Mal cálculo…
2.- Siguiendo el ejemplo de Leopoldo López, quiso representar el papel de mártir de la oposición, redentor de la democracia e instigador involuntario de una insurrección civil. En otras palabras, Rosales juraba al igual que López, que su detención conmocionaría de tal modo a los venezolanos y venezolanas que, automáticamente, caería el “régimen” chavista. Esta motivación es de tal profundidad que no logramos entenderla del todo, porque la esperada rebelión no se ha cumplido hasta ahora. Misterio de la sabiduría rosaleana que esperamos desentrañar algún día.
3.- Un Nuevo Tiempo, engendro electorero de Rosales para deslindarse de AD (su partido natal) y dirigir su propia tolda –o su propio negocio- sigue en caída libre sin remedio y sin que los segundones del filósofo (Pablo Pérez, Timoteo Zambrano y Omar Barboza, entre otros deslucidos que olvido) den con la fórmula milagrosa que revive a los muertos.
4.- La menguada popularidad del 37 % de votantes que logró cuando, en 2006, se midió con el comandante Hugo Chávez por la presidencia, se ha ido esfumando luego de nueve años largos ausente de la palestra política nacional..
5.- Se dejó engañar por cantos de ballena y decidió regresar al creer que sus delitos quedarían impunes.
6.- Todos los anteriores revueltos en un sancocho mollejúo.
Como quiera que sea, la llegada de este pensador zuliano, agrega más complicaciones a la MUD, que ya tiene bastante trabajo con el convicto de Ramo Verde, al querérselo sacudir pero verse en la obligación de reivindicarlo. Lo objetivo, es que ahora, apartado de la calle y la caimanera política reaccionaria que lo “defiende”, podrá filosofar un tiempo encarcelado sobre la manera de justificar ante la Ley los altísimos ingresos percibidos y no declarados.
Freddy Bernal Rosales
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